viernes, junio 16, 2006

¿Cero identidad?

Hace como dos semana caminando por Los Leones la Romi, mi amiga, se encontró con el Pato, mi nuevo ultra y excelente amigui, que sólo se habían visto una vez cuando los presenté en un evento. La cosa es que la linda Romi lo saludó y le dijo que era la amiga de la Francisca (osea yo) y el Patito pasò varios segundo - si es que no fueron minutos- en descubrir quién cresta era Francisca, porque según dijo, está acostumbrado a decirme Pancha o Panchita (PLOP!!!)...

Esta simple anécdota me ha llevado a reflexionar la cantidad de sobrenombres que tengo y qué puede significar aquello. ¿Acaso mi nombre no me representa y de ahí lo apodos? ¿o acaso cada sobrenombre representa una etapa de la vida?¿ o el escoger sólo uno es sinónimo de identidad, y que por eso no soy nada!!!?.

Pensándolo bien, los apodos han carácterizado las etapas de mi vida y si me dan a elegir lamentablemente no podrìa escoger. De los escasos recuerdos del jardín parece que me decían Francisquita!. En el colegio el Francisca desapareció. Lo que pasa es que en sexto bàsico un compañero me puso "Perica" porque entre otras cosas hablaba mucho, y desde ahí que no me pude despegar del nombre y se transformó en mi apodo oficial hasta hoy, es verdad es muy freak!!! pero bueno, me iré a la tumba con eso.

En la universidad pasé a ser simplemente Fran, y creo que es el más simple de todos. Pero cada cierto tiempo hay amigas que me personalizan y me llaman Franchuli, Franita ( que es el más cariñoso), baby Frany (instaurado en Buzio), alguien por ahí me decía Francis o Paquita ...y bueno en mi casa que me dicen...ohhh, no me dicen nada, jajaja, me llaman Francisca y mi hermanos me dicen Pancha.

Por eso que cada vez que alguien me pregunta cómo me dicen, yo les contesto "Me da lo mismo, escoge el que quieras".

jueves, junio 01, 2006

Mis mamis



Al viaje fui con dos amigas, pero que se transformaron en mis mamis una vez que pisamos el aeropuerto de Santiago. Y en verdad, volví a ser una cabra chica y con pataleta incluida jajajaja, fue corta pero pataleta al fin y al cabo.

La pobres iban advertidas que a cada viaje que iba sin mi familia me enfermaba de algo grave y esta podría no ser la excepción. Cuando en 1994 fui a EE.UU. con el colegio, me enfermè gravemente del oido y apenas regresé me tuvieron que operar. Para el viaje de estudios, a Salvador de Bahía, me dio algo así como gripe y la fiebre me llegó casi a los 40ºc hasta que llegué a Santiago. Asi es que mis compañeritas iban con susto de tener que convertirses en enfermera de un momento a otro o tener que quedarse unos días más esperando a que yo saliera de la clínica, si es que la situación se volvía más grave.

Por eso tomaron todas las medidas y me cuidaron a full. Primero, me transformaron en su hija, ellas eran las responsables de los papeles y pasajes, me cuidaban de que no pasara frio, me hacían secarme el p
elo temprano para no resfriarme, que no se me olvidara el chaleco o pasaban por alto su orgullo y se robaban pancitos en el desayuno para que me los comiera cuando tuviera hambre y no muriera de inhaniciòn...es que Buzios era un poco caro, hay que decirlo.

Y si a eso le sumamos que la poblaciòn flotante de Buzios es más bien adulta, mis cortos 23 años parecían de 12. En verdad me sentì muy joven, nos transformamos en las chicas super poderosas de Buzios. Ya no me siento de 27, sino de 21, pese a que en realidad tengo 23 años.