martes, octubre 16, 2007

Como no subir de peso en Mendoza

Este fin de semana fue de lujo. Carrete, compras, paseos y mucho pelambre hasta decir basta. Hace mucho tiempo que no lo pasaba tan bien en compañía de alguien. (PD: Luchi, contigo también lo pasé bien en Baires pero la depresión de encontrar todo caro me superó, jajaja. Eso significa que tenemos que VOLVER!!!).

Pero como no todo puede ser color de rosa, mi cuerpo me volvió a fallar. Les cuento que llevo casi un mes a dieta, matándome de hambre y dejando que las tripas suenen pidiendo a gritos un lomito italiano o algo así, que parece que tanta milanesa, lasagna y costillar provocaron un estado de shock en mi organismo luego de haberse acostumbrado a la lechuga y pan de molde.

El domingo fuimos a un tenedor libre donde comí mucha carne- lease costillar, cordero, pollo-, pero "procuré" acompañarlo con lechuga, beterraga y puras verduras. En el postre me desvandé con leche asada, torta de manjar con plátano y para hacerlo más liviano le dí unos toques de jalea de frutilla.

¿Resultado? (Esta es la teoría de la Marité, mi compañera de viaje). Al día siguiente desperté con náuseas y mareos. Y así todo el día...igual almorzé pero tuve que llamar a "guajardo" varias veces y no pude disfrutar de una última milanesa ni de las pizzas tan ricas que hacen en la calle Las Heras con Chile.

Y en el bus lo peor. Casi no pude dormir porque si me ponía de lado, que era la posición más cómoda, me venían de inmediato mareos y ganas de vomitar. No me quedó otra que parecer una tabla mirando para el frente y sin poder mover el cuerpo. Fuera de eso, lo pasé increible.