Y así llegamos

Nadie se peleó, nadie de amurró y ninguna de las tres se las dió de jefa. Ahora no contaré un relato mio, sino de la Romi, la rubia, una de las tres viajeras y la primera que actualizó su blog.

Rica, Rica y más Rica

Así volví, sintiendome la mujer más rica del universo. ¿Mucho pinche? ¿Mucha invitación a salir? ¿Convite? Puede ser. Mucha caipiriña. Mucho sol. Mucho bikini. Mucha conversa. Sobre todo, mucha risa.

Lo pasé increíble. La Marité, alias Teruca; la Frani, apodada Baby Frani o Tiburón Contreras y yo, como Jovina o Gomina, ante la dislexia de los brasileños engrupidores que les costaba pronunciar mi nombre, disfrutamos como nadie las caipiriñas a la orilla del mar, la cerveza en la playa, los camarones apanados, los sánguches de una vieja sin dientes y totalmente amorosa, el Emanuel donde comíamos todo lo que quisieramos por 2 lucas, el queso asado del loco que nos cantaba la canción de la Doña Beija o alguna teleserie por el estilo.

Del huachomino de Arthur, un negro mino mino, con cara de marroquí y acento españolísimo, al que le dejábamos la puerta abierta en las noches de nuestra pieza para que nos fuera a ver de madrugda a la Frani y a mí. Y que todas la mañanas nos saludaba de dos besos, mientras yo soñaba con hacermelo chupete en una playa desiertaaaaaaaa.

Del constructor más rico que he visto en la vida, que parecía de película triple X, porque pucha que había negros ricos, y eso que a mí no me gustaban antes. O como el negro con buen lejos y mal cerca, que le dejó a la Frani una tarjeta para que lo llamara, porque se había enamorado de mi y venía Santiago en un par de semanas. Nos puso en una lista para ir a bailar esa noche y hasta nos sacaron fotos para las páginas sociales cuando bailábamos!!!

Y yo me sentía en la Isla de la Fantasía o en la Laguna Azul disfrutando de un mar celesteee!!

Pucha que soy feliz!!!
Y se vienen más historias.